- La Biblia enseña: Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola:
- El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron.
- Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad.
- Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron.
- Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno.
- Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.
- Oh mi Cristo, cual grandioso es oír la buena nueva.
- Y saber que una parte de las semillas, en los incrédulos que oían sucumbieron.
- Otras semillas fueron asignadas; pero no fueron recibidas con las almas en santidad.
- Hubo semillas que no les fue fértil el lugar, porque en las almas obscuras no fructificaron.
- Sin embargo, una preciosa semilla, se enseñoreó en las almas bendecidas, y dio su fruto hasta lo sumo.
- Porque nada de lo que nos sucede, oh Señor, es factible fuera de tu espiritual obra.
- Oh Santo de Israel,
- no ha lugar, sin la revelación de tu glorioso nombre,
- recibir el don de la fe;
- porque Tú eres el autor y consumador de la misma, oh Hijo del Hombre.
- Oh Santo,
- la Sagrada Palabra es una semilla eterna,
- que derramas desde la sabiduría de lo alto;
- y de forma sobrenatural interioriza un siervo escogido, que al gran Yo soy con celo ferviente ama.
- Paz de Cristo
viernes, 26 de abril de 2024
EN LA TIERRA ESTÉRIL, NUNCA HABRÁ FRUTO, OH CRISTO
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