LA ETERNA CERTEZA DE LA SALVACIÓN SÓLO SE CONSUMA EN CRISTO

• La Biblia dice: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 
• Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el sol, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
• Oh mi Cristo, únicamente el que en tu glorioso nombre cree será indefectiblemente salvo;
• porque tu plan de salvación, oh Señor, es consubstancial a los genuinamente santos.
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• La Biblia incide: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 
• Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a convenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.
• Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. 
• Entonces Jesús dijo a sus discipulos: Si alguno quiere venir en  pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 
• Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 
• Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y pierde su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
• Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.
• De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.
• Oh Altísimo Jesucristo, rae de tus siervos toda séptica osadía. 
• Preserva a nuestra alma de la ignominiosa tropeza.
• Y aparta también los ancestrales pensamientos de nuestras turbias mentes. 
• Porque el fin doctrinal del Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, es que creas en su majestuoso nombre. 
• Y es que, tu alma en su santo nombre se gloriará, 
• porque celosamente le ama.
• Y habrás de superar las angostísimas veredas,
• para traspasar el glorioso umbral del cielo. 
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• Oh Cristo Redentor, 
• el derramamiento de tu sangre preciosa en la cruz del Calvario; 
• de gracia, nos ha hecho interiorizar el excelso amor,
• que emana, oh gran Yo Soy, de tu eterno santuario.
•         Paz de Cristo