EL QUE YERRA ESTÁ EN CONNIVENCIA CON EL MALIGNO, OH CRISTO

• La Biblia enseña: Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti,
• haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia,
• si clamares a la inteligencia, si a la prudencia dieres tu voz;
• si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, 
• entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. 
• Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
• Él provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente. 
• Es el que  guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos. 
• Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino.
• Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, 
• la discreción te guardará; te preservará la inteligencia,
• para librarte del mal camino, de los hombres que hablan perversidades,
• que dejan los caminos derechos, para andar por sendas tenebrosas;
• que se alegran haciendo el mal, que se huelgan en las perversidades del vicio;
• cuyas veredas son torcidas, y torcidos sus caminos.
• Oh mi Cristo, Tú eres el primero y el último, el principio y el fin. 
• Estamos necesitados, oh Señor, de tu bendita presencia, 
• para amarte de todo nuestro corazón;
• porque raeremo nuestros yerros,
• cuando nuestro discernimiento sea el de los discípulos consagrados. 
• Toda buena obra, es hecha en pos de la excelencia. 
• Porque los doctos en la sana doctrina, predican sabiamente. 
• Y esto da prístina gloria a los genuinos heraldos.
• Y es que, gracia recibirás cuando tuvieres extrema fe en Jesucristo. 
• Con Dios morará en la eternidad, el que al projimo fervientemente ama.
• En la búsqueda del rostro de Cristo, verás su magnificencia, 
• obviando las humanas vanidades.
• Porque con los ancestros obscurantistas,
• profesarás lo abominablemente séptico, 
• para caer sin remisión en los infernales abismos.
•           Paz de Cristo