Y LOS PIADOSOS SIERVOS VERÁN LA GLORIA DEL TODOPODEROSO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO

• La Biblia enseña: Porque he aquí yo crearé nuevos cielos y nuevas tierra; y de los primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.
• Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegria, y a su pueblo gozo. 
• Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.
• No habrá llanto de niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.
• Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas.
• No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.
• No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.
• Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.
• El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová. 
• Oh mi Cristo, nos has glorificado con las alas de Sion, tu santo viento. 
• Porque obra magistral de tu creación universal, oh Sumo Hacedor, es tu linaje precioso.
• Y es tu grandiosa misericordia la que nos ha revestido de santidad, oh Sumo Redentor. 
• Porque del nuevo pacto de la gracia somos tus benditos hijos, oh Altísimo. 
• Y habitaréis en vuestras casas, regocijándoos con los frutos de las sazonadas cosechas. 
• Y es que, la gran benignidad os ha venido dada por lo cielos santos.
• Nada se derramará con la genuina unción, oh Santo de Israel, sino cuando hubieres abierto los gloriosos cielos. 
• Porque tu magnanimidad, oh Hijo del Hombre, se ha apiadado de tu pueblo elegido.
• Y has revertido lo ancestralmente contrario a vivir en paz, oh Soberano Señor, en la nueva Jerusalén celestial. 
•           Paz de Cristo