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sábado, 14 de diciembre de 2024

SI EL SER HUMANO CONOCIERA DE ANTEMANO LA SORDIDEZ DE SU ACCIÓN NO LA CONSUMARÍA JAMÁS, OH CRISTO

  • En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
  • Sí, Padre, porque así te agradó. 
  • Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
  • Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
  • Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas;
  • porque mi yugo es fácil y ligera mí carga 
  • Oh mi Cristo, los únicos que nos encomendamos a tu única y perfecta verdad, somos tus irreprensibles hijos.
  • Tú eres el Soberano, oh Cristo Jesús. Y sólo tu muerte, sepultura  y resurrección, de todos nuestros abominables pecados nos redimió. 
  • Y no otra, sino la sabiduría de lo alto; nos encaminará hasta el paraíso de eternidad, 
  • oh Señor, para siempre contigo morar.
  • Porque tu Escritura Sagrada, oh Rey de reyes, nos guiará por la vereda enjuta, para revestirnos de tus celestiales gracias.
  • Y poder ver al fin, tu santísima faz en la eterna gloria.
  •            Paz de Cristo 

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