- En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
- Sí, Padre, porque así te agradó.
- Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
- Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
- Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas;
- porque mi yugo es fácil y ligera mí carga
- Oh mi Cristo, los únicos que nos encomendamos a tu única y perfecta verdad, somos tus irreprensibles hijos.
- Tú eres el Soberano, oh Cristo Jesús. Y sólo tu muerte, sepultura y resurrección, de todos nuestros abominables pecados nos redimió.
- Y no otra, sino la sabiduría de lo alto; nos encaminará hasta el paraíso de eternidad,
- oh Señor, para siempre contigo morar.
- Porque tu Escritura Sagrada, oh Rey de reyes, nos guiará por la vereda enjuta, para revestirnos de tus celestiales gracias.
- Y poder ver al fin, tu santísima faz en la eterna gloria.
- Paz de Cristo
sábado, 14 de diciembre de 2024
SI EL SER HUMANO CONOCIERA DE ANTEMANO LA SORDIDEZ DE SU ACCIÓN NO LA CONSUMARÍA JAMÁS, OH CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario