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viernes, 1 de enero de 2021

HEBREOS 12:4-7 EN CRISTO

  • Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, conbatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mio, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. 
  • Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
  • Oh mi Cristo, este bíblico principio,
  • hemos de hacerlo nuestro, con la cruz que nos es dada para salvación eterna. 

  • Y el mayor ejemplo de abnegación,
  • se advierte de facto en el propio Señor y Salvador Jesucristo. 
  • Amar al projimo de todo nuestro corazón, nunca ha de obedecer a algo fortuito.

  • La Biblia dice: A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 
  • Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 
  • Oh Cristo Jesús, tu misericordia siempre venció a los que te vituperaron y escarnecieron;
  • y este es el perfecto ejemplo, del que dio su vida por nuestros pecados.

  • Y también: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 
  • Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 
  • Traspaseremos el umbral de la gloria, oh Alfa y Omega, si nos has revestido de tu majestuosa luz;
  • por la que seremos libertados de una tétrica y obscura muerte.

  • En la prueba, te daremos, oh Altísimo Señor Jesucristo, toda la gloria;
  • para ser santificados por el gozo de tu salvación. 
  • Y a la final trompeta, al invocar tu nombre, oh Santo de Israel, nos galardonarás con la victoria,
  • de tu piadoso perdón.
  •                         Paz de Cristo 

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