SAL DEL MUNDO, Y PON TUS OJOS EN CRISTO

• Oh Cristo, tu incesante llamado,
• no ha hecho desdecirse al ser humano del oprobio.
• Sino que obra aún más, en la obscuridad de su corazón petrificado;
• y seducido por la maldad, acabará con su alma en la perversa ignominia del demonio.
• 
  
• Tú crees que pisas con firmeza la senda sagrada del Altísimo;
• pero estas pasando por alto lo que tiene concomitancia con la carne.
• Confronta cada paso que das con el Sagrado Escrito, 
• para desechar de tu vida todo pecado infame.
• 
  
• El sórdido pozo hediondo, nos cautiva por su pútrido olor;
• al no haber sido redimido nuestro ser, en su totalidad, por la gracia de Jesucristo.
• Y es que, el vínculo perfecto del amor,
• ha de ser sobrenaturalmente revelado por el Santo Espíritu. 
• 
  
• La Biblia dice: Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo.
• Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 
• Blíndate a la asechanza del maligno, que te somete, por tu ignorancia, a lo nauseabundo,
• para con el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo reconciliarte.
• 
  
• Jesús, dijo: Sed santos, porque yo soy santo.
• Llegar a la estatura del varon perfecto, es nuestro anhelo eterno.
• Desestimad por completo al mundo subyugado por el diablo;
• y luchad hasta la extenuación, para ver vuestros nombres escritos en el santísimo cielo. 
•                           Paz de Cristo