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sábado, 23 de enero de 2021

SALMO 19:7,8 EN CRISTO

  • La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
  • Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.
  • Oh Cristo Jesús, en ti hemos visto el eterno paraíso;
  • y para conseguirlo, lampara es la  Palabra a los pies de tus consagrados siervos.

  • Jesús, dijo: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 
  • Nuestra deuda con el Rey de la gloria sería ilimitada, sino obedecieramos sus sobrenaturales fundamentos, al habernos provisto de tan grandioso privilegio. 
  • Oh Alto y Sublime, susténtanos con los perfectos mimbres,
  • que nos anuncia el santísimo Evangelio. 

  • La Biblia dice: Por  lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. 
  • Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañandoos a vosotros mismos.
  • De la Sagrada Escritura, en ningun versículo obedecerás su eterna verdad, si a tu prójimo no amas.
  • Y no harás desdén, ni de sus jotas ni de sus tildes; porque su incumplimiento, adrede, te llevará irremisiblemente a los infernales abismos.

  • Oh Fiel y Verdadero, cada milímetro de los clavos que traspasaron tus pies y tus manos en la cruz del Calvario, 
  • representan fervientemente la redención que hiciste por todos nuestros aberrantes pecados. 
  • Y cada pasaje de la Sagrada Biblia, nos lo revelaste de tu eterno santuario,
  • para ser, oh Alfa y Omega, sus perfectos hacedores, y tus hijos bienaventurados. 

  • Oh Altísimo Redentor, 
  • no existe salvación más genuina, sino que dieras tu vida por toda la disoluta humanidad.
  • Y en la cruz, clamaste a gran voz, diciendo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto expiraste, oh Señor. 
  • Una estela de incredulos dejaste en tu gloriosa resurrección, oh Santo de Israel. Pero a los que hemos creido en tu nombre, nos has dado vida, y vida en abundancia, para morar en la excelsa eternidad.
  •                         Paz de Cristo 

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