Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
La excusa, en ningún caso justifica el pecado.
El que es esclavo del pecado, al pecado le debe servidumbre.
Pero el que está en Cristo, a Cristo indefectiblemente ha de estar consagrado.
Todo se lo debemos al Señor Jesucristo,
nada somos sin Él.
El sustento de nuestro ser es el Santo Espíritu;
no le contristemos, seámosle fiel.
Qué las barreras que interpone el maligno;
no te hagan desmayar, para hacer desdén de la gloria venidera.
Oh Señor Jesús, Tú eres el perfecto camino,
y he de hollarlo regocijándome sobremanera.
La santificación ha de transitar por la angosta vereda,
y ceñirás a ella tu alma para la postrera salvación.
Hasta llegar a la estatura del Santo de Israel, habrá de ser tu vida perfeccionada;
para que lleno de santidad, al Señor veas en su gloria a la sazón.
De tu misterio eterno partimos, oh Cristo Jesús,
para ser siervos de la verdad.
Y nuestro anhelo es seguir, oh Señor, tu admirable luz,
hasta abrir la gloriosa eternidad.
Paz de Cristo
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