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lunes, 9 de diciembre de 2019

DE LAS TINIEBLAS A TU LUZ ADMIRABLE, OH CRISTO

Y a los que estábamos en las inmundas tinieblas, oh Cristo,
nos llevaste a tu luz admirable.
El conocimiento de la verdad, oh Santo Espíritu,
no se puede explicar con palabras; porque es un hecho inefable.

¿Qué sucedió en el misterio eterno, para que Tú, oh Señor Jesucristo, fueras de los hombres la luz?
Te bajaste de tu trono celestial, y despojándote de tu corona y cetro de Rey Soberano, te convertiste en siervo de toda la humanidad.
Y en un pesebre naciste, oh Cristo Jesús, 
para darnos sabiduría de eternidad.

Oh Omnipotente Redentor, 
en tu ministerio público realizaste milagros inconmensurables.
Sin embargo, los impíos obviaron tu glorioso amor,
para ser en tu crucifixión abyectos criminales.

Oh Rey de reyes, en la cruz del Calvario,
derramaste tu preciosa sangre, que es el nuevo pacto de la gracia.
Y tu muerte, sepultura y resurrección son por fe nuestro santuario, 
para ser, oh Señor, tus adoradores en espíritu y en verdad, que adoran tu majestuosa presencia. 

Cuarenta días después de resucitado, oh Sumo Salvador, 
fue tu ascensión a los cielos.
Fieles testigos somos de tu memoria, y te exaltamos, oh Todopoderoso Creador,
porque de tu santo linaje somos siervos.
                                Paz de Cristo 





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