Y en el obscuro pensamiento del impostor,
se abre paso la hedionda asechanza de la mentira;
para en un intento execrable, excluir con su opacidad, oh Cristo, la verdad de tu perfecto amor.
¡Vuelve en sí, oh humano ser!
¡Escápate del abismo perverso!
Oh Señor Jesucristo, derrama de lo alto tu majestuosa luz, para que el mundo pueda ver,
que la eterna gloria es manifiesta en tu Palabra al crear el prodigioso universo.
¿Tanto seduce el mal?
Sería bueno hacer nuestro el conocimiento de la gracia eterna, cuando la Sagrada Escritura, dice: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que el Señor ha preparado para los que le aman.
Pídele con fe al Rey de reyes, sabiduria celestial,
y con tu clamor harás que las puertas de los cielos se abran.
Oh Señor de señores, Tú eres muy celoso de tu gloria,
y no dejarás que lo abominable traspase su umbral.
Buscad su rostro, mientras puede ser hallado, y creed en el Cristo Redentor, que murió y resucitó para coronaros en victoria.
Ten un verdadero arrepentimiento, guardándote en el poder del bien; y destierra en el nombre de Jesús la obscenidad del inicuo mal.
Si la gloriosa salvación ha tocado tu vida,
no busques excusas para desdeñarla.
Sé un alma con el Todopoderoso Salvador comprometida,
para vivir en la eternidad de su morada santa.
Paz de Cristo
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