Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Gran galardón es la corona de vida, para los que con desvelo, oh Señor, esperamos el arrebatamiento de tu Iglesia amada.
Adorad sin pausa al Altísimo,
para que del cielo se derrame todo don perfecto y toda buena dádiva.
El poder de la gracia, oh Cristo Redentor,
es el glorioso perdón propiciado por tu majestuosa sangre derramada en la cruz del Calvario.
Oh Cristo Jesús, nada es imposible para tu eterno amor,
que nos ha reconciliado con el celestial santuario.
Oh Señor Jesucristo, con la abominación de tu sacrificio,
expiaste los pecados de la humanidad,
clavando las actas por las que era inculpada en la cruz.
Porque hijo de Dios es el que se arrepiente con el corazón humillado y contrito,
oh Cristo Jesús.
El seguidor de Cristo,
permanece en la esperanza bienaventurada.
Y por el Santo Espíritu,
su alma está siendo visitada.
Jesús, dijo: Muchos serán los llamados y pocos los escogidos.
Porque la salvación será para el que se convierta en un niño.
Y solo los que se transformen en infantes, habrán de ser ungidos,
por la diestra del Señor y Salvador Jesucristo.
Paz de Cristo
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