Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
¡Oh Cristo, Tú nos llevaste de las tinieblas a tu admirable luz!
No existe otro camino, oh Señor, para ser bienaventurado,
que el de buscar tu rostro, y perseverar hasta el fin en su majestuosa plenitud.
La Biblia dice: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Si ya por el bautismo en el nombre de Jesús, hemos crucificado al pecado en la carne juntamente con Él ¿Por qué nuestro ser le sigue dando méritos al calumniador?
¿No será que nos es imposible erradicar de nuestra alma, el reprobable yugo del ancestral pecado;
y permanecer incorruptiblemente vestidos, con el vínculo perfecto del amor?
Oh Señor Jesucristo, el padre de mentira,
ha generado con su asechanza en el hombre, un cauce de ignominia por el que discurre sin ninguna animadversión.
¿Y, por qué por tus ojos, oh Rey de reyes, la humanidad no mira;
si te inmolaste en la cruz del Calvario, para propiciar con tu preciosa sangre derramada, su inmerecida redención?
Oh Fiel y Verdadero, en tu Evangelio nos has predicado un pensamiento de espiritual pureza;
porque es poder para salvación.
Pero por la mentira impuesta y la ignorancia de la Palabra, se han dado los paso de la inquisitorial desvergüenza,
para que del maligno sea el letal y entenebrecido corazón.
Jesús, dijo: Id y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Ser testigos de tu memoria, oh Señor de señores, es el mayor honor.
Y hasta lo último de la tierra seré tu heraldo, oh Todopoderoso Salvador.
Paz de Cristo
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