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jueves, 8 de abril de 2021

ISAÍAS 35:3,4 EN CRISTO

  • Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.
  • Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. 
  • Únicamente en el Espíritu de Dios seréis guardados incorruptibles;
  • y su gracia eterna en vuestra alma morará.

  • La Biblia dice: Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 
  • Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. 
  • Oh Rey de reyes, nadie fuera de ti, será recompensado con el galardón de vida plena,
  • por ser el hijo bienaventurado del Eterno. 

  • La Biblia enseña: Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 
  • Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 
  • Oh mi Cristo, solo en tu senda sagrada se manifiesta la eterna verdad,
  • de la que tus genuinos siervos somos concernidos.

  • La Biblia constata: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a sus propósitos son llamados. 
  • Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 
  • Oh Fiel y Verdadero, bendito sea tu nombre, por el cual hemos sido santificados,
  • y su gloria traspasaremos para ser eternamente salvos. 
  •  
  • La Biblia asevera: Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 
  • Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 
  • Y será, oh Rey de reyes y Señor de señores, cuando en el día postrero, descubramos con gran solemnidad tu majestuoso amor.
  •                      Paz de Cristo 

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