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viernes, 16 de abril de 2021

RESUELVE SIEMPRE EN CRISTO

  • Oh mi Cristo, la ambigüedad del ser humano preside todas sus acciones, 
  • dándole una exigua importancia a sus consecuencias.
  • Qué sea tu gracia, oh Señor, imperando en las humanas decisiones,
  • para que tu sobrenatural justicia, propicie en la indolente humanidad las grandiosas excelencias. 

  • Oh Rey de reyes, haz de la predicación del Evangelio, 
  • la bendita instrucción santa que frene la deriva del hombre hacia el abismo.
  • ¿En qué tiempo de su existencia sabrá el inicuo, que las buenas nuevas de salvación eterna son la sagrada verdad que le pueden llevar al cielo?
  • ¿Y cuándo la sabiduría de lo alto concernirá al que vive en el lodo hediondo, de que la Sagrada Escritura convertirá la maldad en bondad hasta en el más indigno?

  • Oh Altísimo Jesucristo, Tú viniste a por los perdidos;
  • a deshacer las obras del diablo.
  • Circuncida, oh Rey de la gloria, a los corazones endurecidos, 
  • para purificar lo profundo de su obscuridad con el radiante candor de tu santísima mano.
  •  
  • Para salvar a la magistral obra; 
  • Dios se despojó de su trono, y se manifestó en los días de su carne, como el Hijo del Hombre.
  • Y porque para siempre es su misericordia, el Sumo Redentor quiere salvarte ahora,
  • con la gracia celestial que eternamente saciará tu sed.

  • En la cruz del Calvario, 
  • momentos antes de expirar, el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, dijo: ¡Consumado es!
  • No ha lugar más piedad, en la exaltación del perfecto santuario,
  • que habernos redimido con su majestuoso perdón a todos los pecadores. 
  •                   Paz de Cristo 

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