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domingo, 4 de abril de 2021

TRANSFORMA NUESTRA SÉPTICA NECEDAD EN EXCELENCIA, OH CRISTO

  • La Palabra dice: No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.
  • Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que éstos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría. 
  • Oh Rey de reyes, he de regocijarme en los grandiosos cielos, 
  • cuando, oh Señor, mi alma en tu santo nombre se gloría.

  • Jesús, asevera: Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. 
  • De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad.
  • Nunca trivialices,
  • la precisa y preciosa Palabra de Dios, porque es su solemne y excelso pensamiento de eternidad.

  • Jesús, enseña: Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 
  • Así será el fin de siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán al horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 
  • Oh Sumo Creador, Tú eres lento para la ira, y grande en misericordia.
  • Y es que, del temor de Jehová, hacen desdén los fatuos displicentes.
  •  
  • La Biblia constata: ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciera afrenta al Espíritu de gracia?
  • Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
  • Contristar al Santo Espíritu, es el pozo hediondo donde cae irremisiblemente el apóstata;
  • porque ignora de donde le sacó el Señor del cielo. 

  • Oh Soberano Salvador, 
  • Tú viniste a por las almas perdidas. 
  • Y tan sublime es tu amor, 
  • oh mi Cristo, que al más perverso liberticida, ante tu gloria, le harás doblar sumisamente las rodillas. 
  •                 Paz de Cristo 

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