- Oh Santo de Israel, Tú viniste a deshacer las obras del diablo.
- Sin embargo, es tan persistente la asechanza del maligno, que te induce a la perversión del ensoberbecimiento.
- El maligno al abismo te condujo;
- pero no advirtió, que te alumbraba el resplandor del Fundamento.
- Tú venciste al imperio de la muerte con tu muerte,
- Oh Altísimo Señor Jesucristo.
- Y de gracia el Omnipotente,
- para ser salvos, nos guardó en la verdad del Santo Espíritu.
- Por el bautismo en el nombre de Jesús,
- sepultas al viejo hombre, y eres una nueva creación en el Fiel y Verdadero.
- Grandioso privilegio, oh Señor, es que me hayas rescatado de las tinieblas, para ser un hijo de luz;
- y ver tu sagrada faz, oh mi Cristo, en el día postrero.
- Oh Alfa y Omega,
- tu sobrenatural pureza ha desintegrado la maldad.
- Y en el fruto del Espíritu, la estrella resplandeciente de la mañana,
- nos dio convicción de la perfecta bondad.
- Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo,
- nuestras excusas son indignas, para no quebrantarnos con el corazón contrito y humillado a tus santísimos pies.
- Clamad sin desmayo al poder del Espíritu,
- para ser de corazón, los hijos genuinos del Señor de la mies.
- Paz de Cristo
sábado, 10 de abril de 2021
TU PUREZA, SEPULTA LA MALDAD, OH CRISTO
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