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domingo, 18 de abril de 2021

SER UN HIJO DE DIOS, UNGE TU VIDA EN CRISTO

  • Oh Cristo, no cabía en mi imaginación que mi vida diera un cambio tan drástico;
  • pero con tu gracia, oh Señor, un día glorioso, tuve inmerecidamente un encuentro sobrenatural.
  • En mi derredor había un esplendoroso brillo,
  • que provenía de la bóveda celestial. 

  • Oh Fiel y Verdadero, 
  • me diste luz ante la perniciosa obscuridad de mis ancestros.
  • Y tus santísimas huellas seguí por el sagrado sendero,
  • que me llevarán a morar en tus eternos aposentos.

  • Oh Altísimo Señor Jesucristo, la revelación de tu nombre,
  • cambió mi penumbra en radiante mediodía. 
  • Sobre mí se derramó la inmensidad de tu gloria, en un instante célebre;
  • y descubrí el Lugar Santísimo, donde mi alma se gloría. 

  • Oh Alfa y Omega, 
  • inmerecidamente a un abyecto pecador le llenaste de tu incomparable misericordia. 
  • Nada ha sido tan transcendente en mi efímera vida, 
  • que haberme concernido, oh Cristo Jesús, de tu bendita presencia. 

  • Oh Santo de Israel, 
  • aún retiembla el universo,
  • del estrépito que sucedió cuando expiraste en la cruz del Calvario el día aquel;
  • pero gracias, oh Cordero inmolado, a tu muerte, sepultura y resurrección, nos regocijaremos, en su excelsa gloria, las almas salvas con el Eterno.
  •                   Paz de Cristo 

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