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martes, 5 de diciembre de 2023

ISAÍAS 1:1-9 EN CRISTO

  • Visión de Isaías Hijo de Amoz, la cual vio cerca de Judá y Jerusalén, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. 
  • Oid, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. 
  • El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mí pueblo no tiene conocimiento.
  • ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. 
  • ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.
  • Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
  • Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños.
  • Y queda la hija de Sión como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. 
  • Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra.
  • Oh mi Cristo, Tú nos has provisto de desmesurada santidad.
  • Y es que, la gracia recibida tenía un eterno fin.
  • El glorioso poder, oh Señor, ¿se nos pasó inadvertido aun con la unción del bíblico predicamento?
  • Sin embargo, nos resta una nimia esperanza, de que por tu grandiosa misericordia nos libertarás.
  • Aún, oh gran Dios, hemos de acrisolar nuestra septica iniquidad recurrente,
  • con el quebrantamiento inusitado del que de corazón se arrepiente.
  • Porque no tiene cabida en nuestra existencia ser más profanos, 
  • con una obscenidad despiadada,
  • en la más entenebrecida mazmorra.

  • Oh Rey de reyes y Señor de señores,
  • tu piedad nos embarga el alma.
  • Y clamamos al cielo, oh Santo, tus bendiciones,
  • para anunciar con denuedo el Evangelio de la gracia.

  • Oh Alfa y Omega, 
  • el culmen de la gloria y la honra,
  • se hace real en tu excelsa diestra.
  • Y en señal de rendición doblamos las rodillas, oh Eterno, ante tu sublime presencia. 
  •                Paz de Cristo 

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