- Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
- Entonces espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
- Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
- Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
- Y diciendo esto les mostró las manos y los pies.
- Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis algo de comer?
- Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
- Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
- Y les dijo: Éstas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
- Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras.
- Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día.
- Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
- Y vosotros sois testigos de estas cosas.
- He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
- Oh mi Cristo, a tus palabras, no dieron crédito los empedernidos incrédulos.
- No estuvo a su alcance el reconocimiento del Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
- Jesús los auxilió; como el día de la tempestad, estando con ellos, mandó que se calmara el mar, y que se callaran los huracanados vientos.
- Y les mostró los orificios de los clavos; y la herida del costado,
- que de gracia hizo el milagro de sanarles.
- Y el Omnipotente rompió el hielo, al decirles que hambre tenía Él;
- y para el ayuno deshacer,
- acto seguido pudo comer algunos alimentos.
- Y se prodigó con su sagrada oratoria, contándoles del ministerio público los acontecimientos mas piadosos.
- y con meridiana luz, les contó las vicisitudes más duras;
- reseñando con gran regocijo, que a la muerte pudo vencer porque para dar testimonio vivía.
- Y su testigo lo tomaron los heraldos, para anunciar: que el que creyere en el majestuoso nombre de Jesús, podría traspasar el umbral del Edén.
- Y para rubricar estas bendiciones tan hermosas,
- los ciento veinte reunidos el día de Pentecostes, recibieron del tercer cielo el glorioso bautismo del Espíritu Santo.
- Oh Sumo Hacedor,
- es tu magnificencia la que edificó nuestro espíritu, alma y cuerpo.
- Y por la preeminencia del amor,
- nos diste vida en la esplendorosa tierra del universo.
- Oh Rey de la gloria,
- nada tiene tanta belleza como tu excelsa paz.
- Y únicamente el probo siervo que corones en victoria,
- podrá ver tu santa faz.
- Paz de Cristo
domingo, 3 de diciembre de 2023
LUCAS 24:36-49 EN CRISTO
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