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lunes, 25 de diciembre de 2023

PROVERBIOS 23: 26-28 EN CRISTO

  • Dame hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos. 
  • Porque abismo profundo es la ramera, y pozo angosto la extraña.
  • También ella, como robador, acecha, y miltiplica entre los hombres los prevaricadores.
  • Oh mi Cristo, a tus preceptos bíblicos, 
  • esta asida nuestra alma, 
  • porque de ellos somos irreprensibles hacedores.

  • ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
  • Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. 
  • Oh Cristo Jesús, el pecado nunca intervino en tus pensamientos gloriosos;
  • porque en tu majestuoso nombre, por los siglos permaneció la gloria pura.

  • No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; 
  • mas al fin como serpiente morderá, y como aspid dará dolor.
  • Oh Santo, tu gracia la administras sabiamente, 
  • para el que se revistió del perfecto amor.

  • Tus ojos miran cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. 
  • Serás como el que yace en  medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero.
  • Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar.
  • Oh Rey de la gloria, tus auténticos siervos no adolecen de vanidades;
  • porque, oh Cordero inmolado, los redimiste en el sacrificio abominable del madero;
  • cuando el pecado de la humanidad, con tu preciosa sangre derramada de gracia hizo justificar. 
  •                Paz de Cristo 

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