LA INSOLEMNIDAD, DIAMETRALMENTE CONTRARIA A LA SUBLIME ADORACIÓN EN CRISTO

• Jesús le dijo: Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 
• Vosotros adoráis lo que no sabéis, nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
• Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
• Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 
• Oh mi Cristo, la insolemnidad se prodiga con acusado alarde, 
• en la impostura de los empedernidos impíos. 
• Y ante el sofisma manifiesto de que al Rey de reyes bendicen;
• se muestra la obscenidad farisaica, oh Señor, de que a tus preceptos bíblicos no obedecen. 
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• Oh Santo de Israel, 
• Tú eres el único digno de adoración, 
• Y esta es nuestra insoslayable fe,
• por ser consubstancial a tu sagrada revelación.
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• Oh Cristo Redentor, 
• en la cruz del Calvario, venciste con tu muerte al imperio de la muerte. 
• Y dejaste una preciosa senda de amor,
• para que toda la humanidad ante tu presencia, te profesara una adoración solemne.
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• Oh Sumo Alfarero, 
• nuestro sustento son tus misericordias cada mañana. 
• Y es que, somos transformados en un vaso nuevo,
• con tu bendita gracia. 
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• Oh Rey de la gloria, 
• en tu ministerio público la acrisolada excelencia, antítesis fue de la ambigüedad. 
• Y de tu amada Iglesia, somos los heraldos en victoria;
• porque predicamos con denuedo, la única y perfecta verdad. 
•              Paz de Cristo