- Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de vuestro Dios, pueblo de Gomorra.
- ¿Para qué me sirve, dice Jehová la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
- ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios?
- No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
- Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas.
- Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
- Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
- aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.
- Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
- Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;
- sino quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.
- Oh mi Cristo, no existían límites para la vida licenciosa;
- todo obraba en derredor de los viles arbitrios,
- que se traducían en inmundos vicios.
- Eran moralmente abominables,
- sus inercias depravadas.
- En los despropósitos mundanos,
- se daba carta de naturaleza a lo más perverso,
- de una costumbre consentida.
- Y, oh Señor, fue tu gran misericordia la que se prestó a salvar su alma,
- supliendo su séptica vida con tu sobrenatural gracia;
- pero de sus ancestros arrastraban el errático maleficio.
- Oh Santo de Israel,
- toda tu enseñanza la arrojaron al abismo.
- Porque para interiorizar la bendita fe,
- aún les falta quebrantar su espíritu en el Lugar Santísimo.
- Oh Hijo del Hombre,
- tu manifestación en carne, fue para deshacer las obras del diablo.
- Pero el que no invocare tu santo nombre,
- se resistirá a loar las buenas nuevas de salvación eterna,
- y seguirá dándote la espalda, oh gran Yo Soy, en el lodo cenagoso del profano.
- Paz de Cristo
miércoles, 6 de diciembre de 2023
ISAÍAS 1:10-20 EN CRISTO
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