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jueves, 22 de agosto de 2019

1 CORINTIOS 13:4-7 EN CRISTO

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Jesús, dijo: El que tenga sed, venga  a mí y beba.
¿Sería comparable el amor a esta frase tan gloriosa?
Sí, seguro; pero deseo que se manifieste la propia naturaleza.

El nanantial en su origen,
nos da la máxima pureza del agua.
Los sentidos en la infancia, del amor de la madre viven,
y en su protección no les perturba nada.

El arroyo, daría los primeros pasos del amor,
y es puro divertimento sin enojo.
Sus aguas fluyen con el primor,
de su veleidad y antojo.

La torrentera tienen la intrepidez del amor que no conoce barreras,
y tratas de dar los mayores brincos.
El fin de sus exigencias,
es que sean lo más lúdicos.

Y el agua del río,
conforma la búsqueda del amor fiel.
Y aquí, en el encuentro con Cristo, estás ante el gran desafío:
ser doblegado por el mundo o dar el eterno paso de la salvación, y amarle a Él.
                  Paz de Cristo 

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