Porque en tu nombre, oh Cristo,
la obscura muerte es eterna luz de vida.
Y hoy, te entregó su espíritu,
nuestra amada hermana Patricia, por tu gracia bendecida.
Por tu inmensa misericordia, oh Salvador, has abierto a el alma redimida de la hermana Patricia, la sagrada puerta de tu gloria.
Ella confió siempre, oh Rey de reyes, en tu majestuoso amor,
para ser coronada en victoria.
Sé por tu excelsa piedad, oh Fiel y Verdadero,
que ya has preparado la morada de eternidad, para mi hermana Patricia.
Porque el resplandor del glorioso sendero,
es para tu irreprensible sierva, oh Señor, la luz de tu santísima presencia.
Paz de Cristo
Que hermoso poema hermano Luís!
ResponderEliminarAmén.
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