Poder medir el amor,
sería tanto como conocer su sublime naturaleza.
Solo en tu paraíso perfecto, oh Señor,
veremos en santidad la esencia de su belleza.
Oh Señor Jesucristo, el ser humano ha limitado el amor,
hasta reducirlo a la mínima expresión.
Nunca ha entendido que del gozo de su candor,
mana la vida en el corazón.
La pretensión del amor,
es llenar tu existencia de una ilimitada paz.
En tu radiante luz, oh Redentor,
se hace visible para el que cree la insondable Divinidad.
En la creación de una rosa, oh Sumo Hacedor,
nos has dado el conocimiento de la verdad.
De sus pétalos emana el amor,
y en su fragancia de gloria pervive la eternidad.
Oh Cordero inmolado, de tu perdón en la cruz del Calvario,
se desprende la soberana y eterna manifestación de amor.
La estela de su sagrada huella es el celestial santuario ,
del que vive por lo siglos, que es nuestro Todopoderoso Señor y Salvador.
Paz de Cristo
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