Oh Cristo,
infinitas puertas ha abierto el hombre a la maldad.
Pero solamente a través del Santo Espíritu,
podra conocer la única verdad.
La humanidad, pegada a la tierra, oh Cristo Jesús,
valora esta pandemia como algo fortuito.
Porque en su valoración, oh Rey de reyes, no resplandece tu admirable luz,
que da la espiritual sabiduría del Sagrado Escrito.
El llamado del Fiel y Verdadero,
ha de poner en fulgurante alerta a la amada Iglesia del Altísimo.
El Todopoderoso Jesucristo, nos está advirtiendo, de forma meridiana, acerca del día postrero,
para que nuestro corazón pétreo, lo hagamos incorruptible en el lugar santísimo.
Oh Señor de señores,
llegar al conocimiento precioso y preciso de tu sobrenatural Palabra, requiere que nos sea revelada por tu majestuosa presencia.
Y es que de tus misericordias y favores,
el oprobio del inicuo, nunca podrá dar valor a la grandiosidad de tu magnificencia.
El yermo desierto que ha elegido el ser humano,
no le conduce, sino a su destrucción.
Oh Alto y sublime, cíñenos tu amor sagrado,
para que al fin seamos libertados por tu eterno perdón.
Paz de Cristo
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