He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán.
¡Dios llama a la cosa que no es, como si fuera!
Qué tu actitud sea de los que hasta el fin perseveran;
porque de intangible medición es el tiempo que nos resta hasta la gloria venidera.
Oh Cristo,
con tal poder has creado la vida,
que está concernida en nuestro espíritu;
y desconocemos el indesmayable esfuerzo del corazón, latiendo de forma desmedida.
Oh Rey de reyes,
gracias por tan desmesurada existencia.
De lo recibido de tu gracia son todos los bienes,
que tu creación derramó con excelencia.
No descuides la majestuosa promesa del Señor de señores,
que es la eterna salvación.
El inmundo, oh Cristo, desprecia tus gloriosos favores;
y ha de saber, que de lo guardado ha de guardar su corazón.
Has de sembrar siempre con la luz del Altísimo;
no permitas el pernicioso obstáculo de la obscuridad.
Tu has de ser la cosecha de gloria, que segará el Señor y Salvador Jesucristo en su misterio santísimo;
pero sin santidad no verás al único Señor Soberano, que te arrebatará a la sagrada eternidad.
Paz de Cristo
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