¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
En Cristo siempre obra la transparencia.
¿Da el cargo valor a la persona o la persona al cargo?
Y es que, ser genuino hacedor de la Palabra, siempre te ceñirá de inusitada excelencia.
Porque si caemos en la perniciosa necedad,
de soslayar lo nimio; también obviaremos lo que sea de mayor calado.
Oh Cristo Jesús, Tú eres la verdad;
y no ha de obedecer a subterfugios rendirte adoración, para ser o no ser bienaventurado.
Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
El voluble estado del ser humano, a veces causa una gran estupefacción.
¿Por qué quien perseverará,
sino el que por ninguna causa hiciera desfallecer, en el nombre del Señor Jesucristo la firmeza de su inexpugnable corazón?
La Biblia dice: No te apoyes en tu propia prudencia;
ni seas sabio en tu propia opinión.
Nada obstaculiza más al hombre impio, que la altivez y la insolencia,
que obran diametralmente opuestas al poder del Evangelio a la sazón.
La bendición del Todopoderoso Salvador es de tal majestuosidad, que con ella no añade tristeza.
Y sin embargo, puede ser ambigua de forma temporal al tibio en su fatua inoperancia.
Pero la Sagrada Escritura dice: Qué en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en lo cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra.
Y que el Rey de reyes y Señor de señores es la roca de Sion, donde únicamente se edifica con su santísima fragancia.
Paz de Cristo
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