Hagamos una introspección máxima en la Palabra,
para dar el preciso y precioso valor al Rey de reyes y Señor de señores, que tiene el poder absoluto sobre toda la creación.
La carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredará la incorrupción, dice la Biblia.
Y es que, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Oh Señor Jesucristo, no harás en tu arrebatamiento acepción de personas, Tú eres el autor y consumador de nuestra etena salvación o condenación.
El principio bíblico inexcusable es estar en paz con Cristo Jesús.
Jesús interpeló a sus discipulos, diciendoles: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?
Nada le es tropezadero a tu gran misericordia, oh Señor, para ser tus genuinos hijos de luz.
Oh Todopoderoso, Tú ya cuentas con las entenebrecidas máscaras de lo más sórdido y perverso.
Cuando en el nombre del Señor Jesucristo, empiezas a sentirte un privilegiado por una acción que ha pasado desapercibida para el resto de seres humanos, excepto para unos pocos escogidos que han tenido de lo alto la sagrada revelación.
Y es que, no hay mayor luz, que la que surge del profundo abismo,
al ser la que nos lleva a la inmensa sabiduría, de que la vida mana del corazón.
Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Y Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza.
Negarse a sí mismo es la condición indispensable para seguir al Alto y Sublime que habita la eternidad.
Nuestra consagración al Fiel y Verdadero, ha de tener el fruto del Espíritu como resultado del candor de la pureza,
que nos haga incorruptibles ante la santísima verdad.
Oh Cordero inmolado, tu frase: Consumado es,
define la indefectible obediencia hasta tu muerte, y muerte de cruz en el Calvario.
No ha habido compromiso más fiel, oh Altísimo Padre,
que el que le has prodigado a todos los perdidos desde el misterio eterno de tu glorioso santuario.
Paz de Cristo
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