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miércoles, 18 de marzo de 2020

SANTIAGO 4: 4 EN CRISTO

¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
Ser templo del Espíritu Santo, es nuestro mayor vínculo con el Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo.
Porque del Altísimo somos hijos, 
al haber recibido de gracia el Santo Espíritu. 

Jesús, dijo: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Ninguna acción ha de pasar desapercibida para los que hemos consagrado nuestra vida al Fiel y Verdadero. 
Cada una de nuestras vicisitudes han de tener una concatenación santa, como contraposición a lo estéril, 
que pesará cada desliz del corazón en el dia postrero.

Detérminate contra toda asechanza del maligno,
para vivir sometido a la genuina santidad.
Oh Cristo Jesús, que resplandezca en nuestra alma lo santísimo,
para ser probados como el oro, por el crisol inexorable de la piedad.

La Biblia dice: Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
Adentrados en la tiniebla, no advertimos la concupiscente sordidez.
Oh Alto y Sublime, que no sea nuestra propia prudencia, sino tu Espíritu la excelencia de nuestro devenir; 
y el que nos inste a tiempo y fuera de tiempo 
con tu Palabra de eterno poder.

Si quieres substraerte al mundo, has de poner tus ojos en Cristo.
Nunca has de buscar excusas ante el oprobio consumado.
Arrepiéntete a los pies del Santo de Israel,  con el corazón  humillado y contrito;
y recibirás el perdón del único que justifica, que es el Omnipotente Cordero inmolado.
                     Paz de Cristo 













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