Oh Fiel y Verdadero, Tú eres la antítesis de la opacidad del ser humano.
En el mundo todo es contrario a tu fidedigna autoridad.
No existe otro fundamento, sino tu Evangelio, oh Cristo, para disociar lo profano,
y afirmarse en la eternidad.
Jesús, dijo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
¿Cómo será tan sagrado manantial?
Nada es comparable a tu Palabra,
que descendió del santuario celestial.
Porque la Sagrada Escritura nos ha dado el eterno conocimiento,
que permitirá a nuestras almas abrir las puertas de la gloria.
Sin embargo, oh Sumo Redentor, nos avisas del proceloso padecimiento;
y que solo, oh Todopoderoso Salvador, en tu perfecto gozo encontraremos la victoria.
Oh Rey de reyes y Señor de señores,
inconmovible es tu santidad.
Y por tus promesas infalibles,
hemos conocido tu majestuosa fidelidad.
El Evangelio es poder de Dios para salvación;
pero únicamente te lo advertirá el Santo Espíritu.
Y será por gloriosa revelación,
al haber creído hasta el fin en el Fiel y Altísimo Jesucristo.
Paz de Cristo
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