Viciado de tinieblas se muestra el ser humano,
y toda transparencia se vuelve viscosa, al dejarnos arrastrar por el maligno en su asechanza.
¡Oh Rey de reyes, cuánta no será la inercia de lo mundano,
que la línea de imperceptible separación entre el cielo y el abismo, suelen traspasarla todos los endurecidos corazones sin tardanza!
Despojarse de la sórdida conducta,
es someterse al candor de la inocencia.
Oh Cristo Jesús, revélanos tu Sagrada Palabra,
en tiempo y forma de irreprensible excelencia.
El carácter ambiguo de nuestra humanidad,
se hizo patente al desestimar, oh Padre eterno, la gloriosa riqueza del Edén.
Nos doblegó la mentira, haciendo escarnio de la verdad;
y aún erráticas son nuestras vidas, del oprobio manifiesto de aquel desdén.
Oh Señor Jesucristo, Tú venciste al imperio de la muerte, con tu muerte.
Y con el nuevo pacto de tu preciosa sangre derramada en la cruz del Cavario, recibimos gracia sobre gracia.
Ningún alma perdiste de las que te dio el Padre,
para dar cumplimiento, oh Santo de Israel, a la Escritura Sagrada.
La Biblia dice: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
Has de saber, que al corazón contrito y humillado el Señor no despreciará.
Y grandioso privilegio sobrenatural es ser guardado, oh Señor Omnipotente, bajo tus santísimas alas.
Paz de Cristo
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