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jueves, 10 de diciembre de 2020

1 JUAN 3:2,3 EN CRISTO

  • Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual él es.
  • Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
  • Oh Cristo, el límite de la pureza de las almas, será cuando arrebates a tu amada Iglesia, y se haga real su encuentro contigo en las nubes.
  • Y en consecuencia, quedará probada la santidad de su espíritu.

  • La Biblia dice: Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencia y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y aborreciéndonos unos a otros.
  • Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros no hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación del Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniesemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
  • De la ignominiosa manera de vivir fuimos presos;
  • pero el Rey de reyes y Señor de señores la revirtió en bondad, para que nuestro vil ser fuera libre de su perniciosa condena. 

  • Y también: Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no solo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
  • Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
  • La majestuosidad de Dios, es la que hace todo perfecto; 
  • y en la eterna gloria será magnificado.

  • Jesús, dijo: ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
  • Pues sino podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?
  • Vivamos conforme a la bienaventurada esperanza, que por el Fiel y Verdadero se nos ha revelado;
  • porque en sus sagradas promesas siempre confiarás. 

  • La salvación es personal e intransferible;
  • y nuestro anhelado galardón.
  • Oh Sumo Salvador, no nos sueltes de tu diestra inconmovible,
  • para que nuestra alma, oh Señor, sea guardada en la fe de tu inefable perdón. 
  •                       Paz de Cristo 

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