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miércoles, 16 de diciembre de 2020

APOCALIPSIS 1:1-3 EN CRISTO

  • La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.
  • Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.
  • Oh Sumo Hacedor, en tu eternidad hemos sentido el inconmensurable regocijo;
  • y concernidos en tu principio glorioso, hemos visto la prodigiosa manifestación, oh Fiel y Verdadero, de tu majestuosa certeza.
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  • La Biblia dice: Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
  • Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas yo soy el primero y el último; y el que vivo y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 
  • Oh Rey de reyes, tu gozo es nuestra fortaleza;
  • porque sustentas nuestras vidas, con la gracia de tus sagrados mimbres. 

  • Escribe al angel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene las llaves de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
  • He aqui yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. 
  • Oh Rey de la gloria, Tú no desprecias al que con quebrantamiento de espíritu a tus pies se rinde;
  • y se reconoce en el Altísimo Señor Jesucristo, bienaventurado.

  • Y también: Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frio ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
  • Porque tú dices: Yo soy rico,  y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
  • A la perniciosa condición del oprobio de tu alma, has de hacerle una drástica corrección, para orientar sus pasos por la senda más angosta, 
  • que es diametralmente contrapuesta a lo sórdido e inmundo.

  • A la necedad de nuestro ser,
  • le embarga la inercia perversa de obedecer a lo profano. 
  • Oh Todopderoso Señor y Salvador Jesucristo, derrama sobre la humanidad la unción de tu Santo Espíritu, para ceñirla de santísimo e inmarcesible poder;
  • y así vivir contigo, oh Señor, en la eterna morada, del que en tu nombre es inexorablemente salvo.
  •                           Paz de Cristo 

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