- El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; y yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
- Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas.
- Nada es impedimento, oh Señor, a tu piadosa diligencia,
- para que frente al maligno, nos guardes de sus asechanzas perversas.
- Oh Rey de reyes, aun en la más obscura tormenta;
- a tu amada Iglesia, nunca la desprotegerás del enemigo.
- Porque ante el oprobio, tu gozo será su fortaleza.
- Y con gran celo preservarás a tus genuinos hijos,
- de un errático destino.
- Qué sea siempre tu majestuoso amor, oh Rey de la gloria,
- el que de gracia nos sustente en tu reino sagrado.
- Oh Fiel y Verdadero, la veleidad del ser humano, incurre en el lapsus de obviar tu inmarcesible memoria;
- cuando, oh Cordero inmolado, diste tu vida en la cruz del Calvario, para redimirnos y justificarnos, ante las actas acusadoras de la extrema inquina del diablo.
- Sí, oh Sumo Hacedor,
- con tu muerte, sepultura y resurrección se abrió el Lugar Santísimo, que nadie puede cerrar.
- Y es que, tu inconmensurable amor,
- nos llevó a la luz admirable, donde eternamente poder amar.
- Oh Santo de Israel, Tú has anotado en el libro de la vida, hasta la más insignificante circunstancia de nuestra existencia;
- y seremos juzgados, por todas y cada una de ellas en el día postrero.
- Oh Omnipotente Redentor, por tu Sagrada Escritura, hemos conocido la eterna excelencia,
- que glosa en un tiempo perfecto, la opacidad de nuestro vivir efímero.
- Paz de Cristo
martes, 29 de diciembre de 2020
JUAN 10:10,11 EN CRISTO
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