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martes, 29 de diciembre de 2020

JUAN 10:10,11 EN CRISTO

  • El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; y yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
  • Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas.
  • Nada es impedimento, oh Señor, a tu piadosa diligencia,
  • para que frente al maligno, nos guardes de sus asechanzas perversas. 

  • Oh Rey de reyes, aun en la más obscura tormenta;
  • a tu amada Iglesia, nunca la desprotegerás del enemigo. 
  • Porque ante el oprobio, tu gozo será su fortaleza.
  • Y con gran celo preservarás a tus genuinos hijos,
  • de un errático destino.

  • Qué sea siempre tu majestuoso amor, oh Rey de la gloria, 
  • el que de gracia nos sustente en tu reino sagrado.
  • Oh Fiel y Verdadero, la veleidad del ser humano, incurre en el lapsus de obviar tu inmarcesible memoria;
  • cuando, oh Cordero inmolado, diste tu vida en la cruz del Calvario, para redimirnos y justificarnos, ante las actas acusadoras de la extrema inquina del diablo.

  • Sí, oh Sumo Hacedor, 
  • con tu muerte, sepultura y resurrección se abrió el Lugar Santísimo, que nadie puede cerrar. 
  • Y es que, tu inconmensurable amor,
  • nos llevó a la luz admirable, donde eternamente poder amar.

  • Oh Santo de Israel, Tú has anotado en el libro de la vida, hasta la más insignificante circunstancia de nuestra existencia;
  • y seremos juzgados, por todas y cada una de ellas en el día postrero. 
  • Oh Omnipotente Redentor, por tu Sagrada Escritura, hemos conocido la eterna excelencia, 
  • que glosa en un tiempo perfecto, la opacidad de nuestro vivir efímero. 
  •                          Paz de Cristo 

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