- Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
- ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
- Oh Cristo, el bautizado en tu nombre, del Santo Espíritu le revestiste,
- para que pudiera sentir la unción de los bienaventurados.
- Si pretendéis que de lo carnal emane la bienaventurada esperanza de Cristo Jesús,
- es que, a día de hoy, no habéis conocido su propósito eterno en lo más profundo de vuestra alma.
- Elevad vuestra estatura un palmo, y veréis su gloriosa luz,
- para llegar al excelso entendimiento, de que el Señor Jesús a toda la humanidad ama.
- Oh Sumo Redentor,
- de la sabiduría de lo alto nos has concernido, para resolver las ignominiosas asechanzas del maligno.
- Oh mi Cristo, Tú viniste a deshacer todas las obras del diablo con tu amor,
- para que no pereciéramos en el infernal abismo.
- La ignorancia del ser humano,
- le lleva a creer en la antítesis de la Sagrada Palabra.
- Y se ve sumido en este obscurantismo de lo mundano,
- por su inicua veleidad al distorsionarla.
- Jesucristo es la Palabra.
- Y la Palabra es la que nos va a juzgar por nuestras obras.
- No añadamos ni omitamos de una manera nefanda,
- las promesas que por su Espíritu Santo nos han sido reveladas.
- Paz de Cristo
viernes, 5 de febrero de 2021
SANTIAGO 4:3,4 EN CRISTO
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