EL MAL DEL DIABLO ES UNA OBVIEDAD, PERO ES MUY ESTIMADO POR EL INCONVERSO, OH CRISTO

• La Biblia dice: Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dande gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
• Y también: Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 
• Porque: Toda carne es como hierba, y toda gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. 
• Oh mi Cristo, seremos en tu santo nombre  bienaventurados;
• con el firme propósito de ser del paraíso radiante, 
• salvos eternamente
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• Oh Cordero inmolado,
• Tú eres incompatible absolutamente, 
• con el mundo endemoniado;
• por ser desde la eternidad y hasta la eternidad, Dios manifestado en carne.
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• Oh Hijo del Hombre, 
• tu paz sobrepasa todo entendimiento. 
• Y es que, recibimos la excelsa gracia, del nombre que es sobre todo nombre, 
• en la celestial sabiduría de cada excelso mandamiento.
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• Oh Santo, 
• enseñanza indeleble fue tu ministerio público. 
• Gracias te doy, oh Señor, por hacerme tan glorioso llamado;
• y apartarme del obscurantismo diabólico. 
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• Oh Eterno, 
• el plan de salvación, es traspasar el umbral de tu gloria. 
• Y que esté el nombre de tus siervos escrito en el cielo, 
• será el sublime galardón de la eterna victoria. 
•              Paz de Cristo