- Jesús, dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
- Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
- Oh mi Cristo, de tu santidad revísteme;
- porque al ser santo, mi alma en la gloria eterna morará.
- Oh Sumo Redentor,
- tu sacrificio en la cruz del Calvario, no lo han interiorizado la inmensa mayoría de los que dicen servir y creer en tu majestuoso nombre.
- Y es que, Tú, oh Rey de reyes, nos ofrendaste tan excelso amor;
- que ha sido imposible someterse, a la piadosa inmolación del Hijo del Hombre.
- Oh Santo de Israel,
- en la sagrada e indeleble huella que Tú nos dejaste, ningún siervo a recibido la celestial gracia, para que su pie sobre ella se pueda sobrenaturalmente ajustar.
- Porque es inverosímil sobredimensionar nuestra precaria fe,
- al tener una pírrica fidelidad, oh Señor, cuando su impostura ofrece una gran resistencia para poderte amar.
- Oh Cristo Jesús,
- no existe nadie que pueda raer de sí, su naturaleza caída.
- Porque ser un hijo de luz,
- fluctúa incesantemente en nuestra efímera vida.
- Oh Rey de la gloria,
- mi carne lucha por no someterse al designio del Sumo Alfarero.
- Y de Él dependerá mi final victoria,
- en la solemne juicio del día postrero.
- Paz de Cristo
sábado, 28 de enero de 2023
EL VERDADERO SIERVO SE NIEGA A SÍ MISMO, OH CRISTO
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