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miércoles, 4 de enero de 2023

LA HUMANIDAD SUBESTIMA CON JACTANCIA TU GLORIA, OH CRISTO

  • La Bibia dice: Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.
  • Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 
  • Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan.
  • Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. 
  • Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz.
  • No hay temor de Dios delante de sus ojos. 
  • Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humamo será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
  • Oh mi Cristo, un exiguo número de siervos llevan el yelmo de salvación y la coraza de justicia de estar a tu santo nombre consagrados; 
  • mostrándose con un carácter esquivo y taciturno.
  • Y su faz enmascaran,
  • dejando atras la gloriosa realidad de ser una nueva criatura.
  • Ya rasgaron las vestiduras de su santidad, 
  • en el obscurantismo de sus enojos;
  • porque se disipó la idea de que no hay otro camino, sino el del Altísimo Señor Jesucristo, para ser al fin bienaventurado. 

  • Oh Santo de Israel, 
  • en tu ministerio público, las hordas farisaicas, buscaron con su sibilina mente la burda manera de dar a conocer que Tú eras un impostor. 
  • Pero lo que no sabían, oh Señor, es que Tú eras el autor y consumador de la fe;
  • y que tu bíblico cumplimiento, era la redención de toda la humanidad pecadora, inmolandote en la cruz del Calvario, con la piadosa excelencia de tu amor.

  • Oh Cristo Jesús, 
  • nada dejaste al azar, en tu muerte, sepultura y resurrección. 
  • Y es que, en la justicia de tu majestuosa luz,
  • se provee de la única y eterna salvación. 

  • Oh Hijo del Hombre, 
  • Tú has asumido la gran misericordia de revelarnos la Sagrada Palabra. 
  • Y tus genuinos heraldos estamos testificando en tu glorioso nombre, 
  • que en su extrema obediencia está la salvación del alma.

  • Oh Eterno, 
  • tu excelsa gracia nos ha dado una nueva existencia. 
  • Y gracias damos al cielo, 
  • por ser los escogidos adoradores, que nos quebrantamos en tu gloriosa presencia. 
  •                Paz de Cristo 

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