Oh Cristo, Tú nos pruebas,
para evaluar nuestra generosa dadiva.
Y gloria propicias,
al que ofrenda su vida por tu Escritura Sagrada.
Oh Cristo Jesús, tu santísimo Ministerio,
a un tiempo exiguo se circunscribe.
Manifestación de un eterno misterio,
que en Él, Rey de la Gloria, es unción incorruptible.
Oh Señor Jesucristo, tu santa enseñanza,
no admite ambigüedad.
Para ser hijos de bienaventuranza,
hemos de aceptar sin tibieza la verdad.
Tu cuerpo es templo del Santo Espíritu,
y se ha de consagrar al cumplimiento íntegro del Evangelio.
Oh Eterno Cristo,
dar mi vida por tu santo testimonio es el mayor privilegio.
Los mártires en el Nombre de Jesús,
serán salvos irreprensibles de su gloria.
Y en la Nueva Jerusalen de eterna plenitud,
viviran los coronados, oh Señor, que murieron siendo testigos de tu santísima memoria.
Paz de Cristo
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