Da gracias al Señor,
por el invisible aire que respiras.
Pensad en su gran amor,
al ser su viento nuestra vida, cautivándonos con la suavidad de sus caricias.
Oh Cristo, nos acercaste tu reino,
y no te recibimos con acción de gracias.
Porque sabes que somos polvo, entiendes la precariedad del necio,
al no gloriarse en tus gloriosas dádivas.
Oh Cristo Jesús, Tú eres el sagrado templo,
y entraremos por tus atrios con alabanza.
Ni a un milímetro del universo
le has dado tu aprobación, sin haber contemplado, que con las ovejas de tu prado guardas semejanza.
Oh Señor Jesucristo, con exultante regocijo,
nos postramos ante tu presencia.
Tu Nombre que es sobre todo nombre, nuestra alma bendijo,
para servirte con excelencia.
Oh Señor de señores, Tú nos salvarás
en el día postrero.
En misericordia y bondad sobreabundarás;
porque serás para siempre nuestro Fiel y Verdadero.
Paz de Cristo
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