LAS TINIEBLAS, TROPEZADERO EN CRISTO

Oh Cristo, el pétreo corazón mundano, 
no deja pasar tu admirable luz a su interior.
Incide sobremanera el espiritual marasmo, 
que define su obscuro desamor.

Oh Cristo Jesús, no tuviste otra opción, 
sino ofrendar tu Deidad en humano sacrificio.
Te hiciste carne de pecado, para consumar la redención; 
y vencer a la muerte, causante de tan abominable maleficio.

¡Menguad para que crezca Él!
El precario desconocimiento de la sabiduría,
se cumple en el infiel. 
Porque del Señor es la Palabra, que da luz al alma impía.

El desconcierto de la humanidad,
pasa, oh Sumo Hacedor, por tu sublime creación.
Oh Señor Jesucristo, el desencuentro con tu Divinidad, 
ha sumido al hombre, en la execrable sin razón.

Oh Rey de reyes, tu Santa Palabra, 
penetra hasta partir el alma y el espíritu.
Sabed, que si invariablemente en santidad tu corazón ama, 
tendrá el gozo eterno de ver la Faz de Cristo. 
                           Paz de Cristo