Tú mides la hermosura del corazón.
La que se perpetúa en el espiritu;
y desde el amanecer hasta el ocaso es su verdadera dimensión.
El juicio de la verdad,
de oriente a occidente lo anunciaste, oh Señor.
Separarás las almas de paz,
de las que están sumidas en los abismos del hedor.
Has de aguzar tu oído;
porque lento para la ira, y grande en misericordia es el Rey de reyes.
Busca su rostro, que aún puede ser hallado;
y ante su Gran Trono Blanco, no se oirán tus ayes.
La Eterna Palabra se va a pronunciar,
y te recompensará por todas tus obras.
Oh Señor Jesucristo, nada fue oculto a tu santísimo mirar.
Y no hay balanza más precisa, oh Señor, que sin acepción de personas, pese con justicia las almas.
Oh caminos, que tenéis apariencia de rectos,
y sois de perdición.
Toda trocha angosta holláis los perfectos;
y por vuestro quebrantamiento de espíritu en la alabanza al Señor, seréis de salvación.
Paz de Cristo
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