Oh Cristo, Tú mides nuestro tiempo finito;
y juzgarás el alma.
Alzaste la Diestra,
para ser oído.
Y fuiste alabado,
por el que te ama.
Oh Señor Jesús, exiguo
es el tiempo del hombre.
Tu plan de salvación,
ha hecho despertar al ser ensimismado,
que Tú creaste.
Oh Señor Jesucristo, el milagro sobrenatural,
lo hace real tu voluntad.
Los cielos y la tierra serán transformados por el unicitario poder celestial.
Y a la final trompeta, regeneradora será la verdad.
Oh Salvador, Tú haces de lo humanamente tangible,
cosa perecedera.
El misterio de la eternidad invencible,
se refugia en tu gloria majestuosa.
Oh Redentor, me han despertado todas tus alarmas,
para resistir a la concupiscencia.
Si dices que me adoras,
hazlo con un corazón que permanezca en la excelencia.
¡Despertad!
¡Volved en sí!
Oh Fiel y Verdadero,
convertiste la apostasía de la conciencia en santidad.
Y con la gracia del nuevo pacto, se quebrantó y purificó tu Iglesia amada, antes del fin.
Paz de Cristo.
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