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domingo, 2 de septiembre de 2018

TU PECADO SE JUSTIFICÓ EN CRISTO

Las actas inculpatorias, 
fueron clavadas, oh Cristo, en la cruz del Calvario.
Justificadas las iniquidades difamatorias, 
abrió el cielo y a nuestras almas su santuario. 

Oh Cristo Jesús, nos diste vida eterna, 
cuando estábamos en sombras de muerte.
Derramaste tu sangre preciosa,
para ser linaje escogido de tu simiente. 

Oh Señor Jesucristo, proclamé mi salvación,
de tu gracia. 
Purificaste nuestro corazón;
y llenos de tu gozo, adoramos en espíritu y en verdad la regia Deidad de tu presencia.

Oh Rey de reyes, nuestra abominable sentencia, 
la publicó con saña el maligno.
Oh Salvador, tu humanidad de excelencia,
nos elevó al preeminente altar de hijos del Altísimo. 

Oh Señor de señores, del universo eres el Creador;
y tu reino lo acercaste a nuestras almas. 
Oh Todopoderoso, nos hemos refugiado en tu amor. 
Y para ser salvos, seguiremos hasta el fin de los tiempos tus sagradas huellas. 
                  Paz de Cristo 

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