Oh Cristo, conciérneme en la espiritualidad de una rosa,
que emane del infinito su perfume.
Mirad desde el alma,
con el amor edificado en la Roca: Cabeza del Ángulo sublime.
En el corazón, oh Cristo Jesús,
se pergeñan la bondad y la maldad.
Haz visible en su interior, oh Altísimo, tu admirable luz;
y abrirás la puerta, que da testimonio de una sola verdad.
La senda escabrosa,
mide cada prueba con exhaustividad.
Oh Señor Jesucristo, de nuestra vida es definitoria;
porque tu poder se perfecciona en mi debilidad.
Oh Señor Jesús, nos condiciona el arbitrio del alma,
a través de su voluntad.
El Evangelio es poder de salvación, para el que ama.
Y tu frágil vaso lo ha de rediseñar, la gloriosa Diestra del Alfarero de eternidad.
La excelsa libertad,
fluye en las profundidades del alma, cuando el Rey de reyes nos da su aprobación.
Guárdanos en tu santidad,
Oh Fuerte de Sión.
Paz de Cristo
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