Oh Cristo, Tú guardas el eterno amor,
que desborda los límites del universo.
Oh Soberano Señor,
amas con misericordia, al que de tu Diestra has hecho un hijo converso.
Oh Dios humanado, te despojaste del trono celestial,
para ser nuestro Redentor.
Tu manifestación no fue casual;
descendiste de la eternidad, para llenar el alma inicua de santo amor.
Oh Cristo Jesús, en tu fidelidad
hemos confiado,
y descubrimos el camino eterno.
Oh Señor, hasta la muerte, y muerte de cruz,
tu ser fue ofrendado; y nos diste la dádiva perfecta: eres la llave maestra, que abre la puerta del cielo.
Oh Señor Jesucristo, diste revelación,
a tu Iglesia escogida.
Tú eres magnificente salvación,
de la esposa bendecida.
Oh Salvador, con disciplina,
nos has probado.
De gracia tu preciosa sangre el alma purifica.
Y amar al Fiel y Verdadero, que más nos ama, a nuestro sediento corazón a glorificado.
Paz de Cristo
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