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domingo, 19 de enero de 2020

EL NIÑO, GLORIA EN CRISTO

Has de cambiar tu obscuridad,
para ser, sin medida, luz en Cristo.
Y volver a la inocente verdad,
que te permitirá traspasar el umbral del reino de los cielos; si adecúas tu sentimiento al de un niño, conforme a su espiritu.

Oh Soberano Señor, 
de tu glorioso nombre, siempre será dependiente nuestra alma.
Porque, oh Rey de la gloria, gracia recibe de tu amor,
el que con candor ama.

Oh Señor Jesucristo, Tú asemejas la candidez de un niño,
al reino de gloria.
Y todo hombre ha de tener este mandato cumplido,
para que el paraíso sea su eterna victoria.

Nunca serás tropezadero del siervo que creyere en Cristo Jesús; 
porque sería el equivalente a un niño en su pureza.
Y tendrías tan desmesurado castigo sobre la testuz,
que no podrías levantar más tu cabeza.

No hagas caso omiso de la enseñanza del Alfa y la Omega;
y será grande en misericordia, y lento para la ira.
Caer en manos del Dios vivo es cosa horrenda.
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta consumar un perfecto día.
               Paz de Cristo 















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