Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
El acto de amor más insondable, oh Cristo Jesús, es in aeternum tu sacrificio en la cruz del Calvario.
Constituirte en semejanza de carne de pecado, oh Señor, fue tu fin,
para al pecador abrir la puerta de tu eterno santuario.
Tu discipulo, oh Señor Jesucristo,
es el que testifica tu inmolación en la cruz;
y a su vez la toma en su espíritu,
anunciando, oh Omnipotente Redentor, que del mundo eres la luz.
Oh Señor Jesús, sin creer en tu nombre,
nadie será salvo; y padecerá vergüenza y confusión por la eternidad en el infierno.
Aún esto no es óbice,
para que se erija la fe en el inconverso.
Vasos de barro somos en manos del Sumo Alfarero;
unos para honra y otros para deshonra.
Oh Fiel y Verdadero,
tus verdaderos siervos, rendidos a tus pies, por los siglos te ofrendaremos loas de gloria.
Si tu propósito final es la salvación,
has de tener la mente de Cristo.
Y que en el pálpito de tu corazón,
mane la vida del Santo Espíritu.
Paz de Cristo
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